Historias de campo: Aplicando encuestas en La Estanzuela
Al día siguiente de aplicar el cuestionario en La Huasteca, una mañana cálida y húmeda, nos preparamos para aplicar el cuestionario en el Parque La Estanzuela, en donde se puede caminar junto a un hermoso arroyo que se extiende a través del bosque de pino-encino. Aquí vienen en su mayoría jóvenes estudiantes, aunque también familias, muchas de ellas van a sesión fotográfica de quinceañeras o de pareja. Observamos que la vestimenta más frecuentemente utilizada es la deportiva y la estilo “montañista” es poco común. Con esto podemos asumir que los jóvenes asocian estos lugares como espacios para hacer ejercicio en un ambiente natural o como gimnasios al aire libre.
También es frecuente encontrarse con personas “novatas” que visitan el parque por primera vez, especialmente los fines de semana. La ropa inadecuada los delata, las chanclas, pantalón de mezclilla, incluso falda y vestido largo, hacen de un paseo por los senderos, una actividad complicada. En vacaciones, llegar a la cascada, siguiendo un camino de 6.6 km, parece ser el objetivo de muchos grupos de jóvenes.
El recorrido de aproximadamente tres horas (sin comer, ya que no se puede introducir comida) invita a empezar el recorrido desde temprano. Se prohíbe hacer ciclismo o escalada (aunque vemos a gente pasar con el equipamiento). Caminar, brincar en los pozos de agua, correr y observar a los animales son las actividades del parque, el camino de piedras contribuye a facilitar el acceso a todos.
Los grupos de jóvenes están muy dispuestos a contestar la encuesta, les dejamos contestar directamente sobre la tableta. La fórmula “necesitamos dos voluntarios” funciona muy bien, ya que despierta su interés por participar en una experiencia particular. Las pláticas que se dan al contestar al cuestionario son muy variables. De manera general poca gente tiene la curiosidad de conocer las razones por las cuales hacemos la encuesta, muchos preguntan si eso es parte de un servicio social o una tarea. Las personas de alrededor de 40 años son las que más a menudo hablan sobre los cambios de uso de suelo cerca del parque. Algunos jóvenes nos comparten su sensibilidad hacia las cuestiones ambientales. Varios son los que dicen no querer que venga más gente para que el lugar permanezca como es. Ocasionalmente, algún visitante se queja de que la ruta que llega al parque está en mal estado o de la basura dejadas arriba del camino.
Ya son las 14:00 y los casi 35 °C nos invitan a terminar la jornada. Ha sido un buen día y hemos conseguido una mayor participación, logrando 35 cuestionarios contestados. Con cada cuestionario que aplicamos, damos un paso más hacia la consecución de los objetivos de la investigación: conocer la percepción de los visitantes sobre temas de conservación de la biodiversidad en las Áreas Naturales Protegidas que están cerca de las grandes ciudades. Y es que, en la actualidad, cada vez es mayor la proporción de personas que habitamos en entornos urbanos. México no es la excepción, ya que casi el 80% de la población de nuestro país vive en localidades urbanas. No obstante, el gusto que los seres humanos tenemos por la naturaleza parece trascender las divisiones geográficas y culturales, por ello el deseo de esparcirse en zonas verdes y vivir, o incluso trabajar, cerca de ellas tiene un atractivo universal.
En Monterrey contamos con el privilegio de tener varios accesos periurbanos al Parque Nacional Cumbres de Monterrey. Éste ofrece una gran variedad de servicios ambientales como, por ejemplo: eliminación de los contaminantes atmosféricos, generación de oxígeno, reducción del ruido, mitigación de los efectos de las islas de calor urbanas, regulación del microclima, estabilización de los suelos, recarga de las aguas subterráneas, prevención de la erosión del suelo y la captura de carbono, por mencionar algunos. Asimismo, las áreas verdes urbanas proporcionan una oportunidad importante para conectar a un gran número de personas con la naturaleza y para enseñar los procesos naturales y de conservación a través de la educación ambiental; los niños, por ejemplo, necesitan la experiencia de primera mano con la biodiversidad para despertar su interés por la conservación, sin embargo, cada vez pasan menos tiempo al aire libre.
Con estudios como este, se podrán incorporar las preferencias y expectativas de los ciudadanos en la toma de decisiones dentro de los Parques Estatales. Asimismo, podrá proporcionar la base para ganar el apoyo y fomentar la empatía de la población urbanita por la naturaleza. Esto es lo que nos motiva para levantarnos temprano, ir al campo, pasar un poco de hambre y sed, soportar el calor, la humedad, los mosquitos… Trabajar por la conservación de la biodiversidad.
Agradecemos a Juliette Dané, Gerente de proyectos para la adaptación de la gestión de espacios naturales al cambio climático en el Conservatorio Asters de Espacios Naturales de Alta Saboya (Francia) por realizar este trabajo de campo.
Créditos fotográficos: Cortesía Andrés E. Ríos Saldaña, de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León.